Uzbekistán es uno de los destinos más extraordinarios de Asia Central, conocido por su historia milenaria, su hospitalidad cálida y su riqueza cultural. Este país fue uno de los principales ejes de la Ruta de la Seda, sirviendo como puente entre civilizaciones de Oriente y Occidente. Aquí florecieron las ciencias, las artes, la arquitectura y el comercio. Desde las cúpulas turquesas de Samarcanda hasta los desiertos de Karakalpakstán, Uzbekistán ofrece experiencias únicas para los amantes del patrimonio, los viajes exóticos y el turismo sostenible. A continuación, te presentamos los 10 lugares que no puedes dejar de visitar en tu próxima aventura.
Samarcanda es la ciudad más icónica de Uzbekistán y símbolo absoluto de la Ruta de la Seda. Fundada hace más de 2700 años, ha sido un centro de conocimiento, comercio y arte. Aquí encontrarás la majestuosa Plaza del Registán, una de las más bellas del mundo islámico, rodeada por madrazas con mosaicos azules y cúpulas majestuosas. No te pierdas el mausoleo de Gur-e-Amir, donde está enterrado Tamerlán, ni el complejo de Shah-i-Zinda, con su impresionante callejón de mausoleos decorados. Samarcanda también alberga el observatorio astronómico de Ulugh Beg y las ruinas de Afrosiab, ciudad preislámica. Es un destino imprescindible para los amantes de la historia y la arquitectura.
Con más de 2500 años de historia, Bujará fue uno de los principales centros culturales y religiosos del Islam en Asia Central. Su centro histórico ha sido declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad y cuenta con más de 140 monumentos perfectamente conservados. Destacan el minarete Kalyan, la madraza Mir-i-Arab, la Fortaleza Ark y el conjunto Lyabi-Hauz. La ciudad fue también un importante núcleo sufí, albergando las enseñanzas del gran místico Baha-ud-Din Naqshband. Bujará es ideal para perderse en sus callejuelas, conversar con artesanos y sumergirse en la atmósfera medieval de sus bazares y caravanserais.
Khiva es una ciudad que parece detenida en el tiempo. Su ciudadela amurallada, Ichan Kala, es Patrimonio Mundial de la UNESCO y alberga más de 50 monumentos históricos. Entre ellos destacan el minarete Kalta Minor, la mezquita Juma con sus 218 columnas de madera, el palacio Tosh Hovli y la fortaleza Kunya Ark. Sus murallas de adobe, calles empedradas y cúpulas verdes forman un escenario de cuento oriental. Fue un importante centro de comercio, ciencia y religión en el siglo XIX. Aquí nació el matemático Al-Juarismi, pionero del álgebra y los algoritmos. Caminar por Khiva es como revivir las caravanas de la Ruta de la Seda entre leyendas, poesía y artesanía local.
Situada a solo 90 km de Samarcanda, Shahrisabz es la ciudad natal de Amir Temur (Tamerlán), el gran conquistador turco-mongol. Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad, donde aún se conservan vestigios del palacio Ak Saray, con restos de su puerta monumental de más de 60 metros de altura. También destacan los mausoleos de Dorus Saodat y Dorut Tilovat, que conforman un conjunto arquitectónico de gran belleza. La ciudad es menos turística pero ofrece una experiencia auténtica. Desde sus miradores se contemplan las verdes colinas de la región de Kashkadarya, y sus bazares permiten conocer el alma rural uzbeka.
Tashkent, la capital de Uzbekistán, es una metrópolis de más de 3 millones de habitantes donde conviven la historia y la modernidad. Devastada por un terremoto en 1966, fue reconstruida con un estilo soviético, aunque conserva joyas del pasado como el Complejo Khast Imam, la mezquita Tillya Sheikh y el mercado Chorsu. Es también famosa por su sistema de metro, considerado el más bonito de Asia Central. Tashkent ofrece museos, parques, teatros y una vibrante vida nocturna. Su posición estratégica la convierte en la puerta de entrada a Uzbekistán, perfecta para empezar o terminar cualquier itinerario por la Ruta de la Seda.
En pleno desierto de Kyzylkum se encuentra el Lago Aidarkul, una joya semidesértica ideal para el ecoturismo. Con más de 4000 km² de superficie, es perfecto para pasar la noche en una yurta tradicional, montar a camello, pescar o simplemente contemplar el cielo estrellado. A unos kilómetros, las montañas de Nurata ofrecen senderos, manantiales, grabados rupestres y aldeas como Hayat, donde los turistas pueden convivir con familias locales. Esta región promueve el turismo responsable, con iniciativas comunitarias y experiencias únicas como la elaboración de pan tandoor o el pastoreo tradicional.
Termez es una de las ciudades más antiguas del país y está ubicada en la frontera sur con Afganistán. Fue un importante centro budista en los siglos I-VI, antes de la llegada del islam. Hoy se pueden visitar las ruinas de los monasterios de Fayaz Tepe y Kara Tepe, el museo arqueológico, la fortaleza de Kyrk-Kyz y restos de fortalezas islámicas. Es una región poco conocida pero ideal para los amantes de la arqueología y la historia comparada de religiones. El río Amu Daria, visible desde varios puntos, marcó fronteras de imperios y leyendas de conquistas. Termez representa el sur más desconocido y espiritual de Uzbekistán.
En la región de Karakalpakstán, al noroeste del país, se encuentran más de 50 fortalezas que formaban parte del antiguo imperio de Khorezm. Las más famosas son Toprak-Kala, Ayaz-Kala y Chilpyk. Estas estructuras defensivas, construidas hace más de 2000 años, se alzan en el desierto como ruinas majestuosas. Fueron utilizadas como puntos de vigilancia y control de las rutas comerciales. Chilpyk, además, fue una torre funeraria zoroástrica donde se practicaban rituales de exposición de cadáveres. Visitar estas fortalezas con guía local permite comprender cómo se organizaban las primeras sociedades de Asia Central.
El Valle de Ferganá es la región más fértil y poblada del país. Repartido entre Uzbekistán, Kirguistán y Tayikistán, ha sido un centro de comercio y producción agrícola desde la antigüedad. Es el lugar de nacimiento de Babur, fundador del Imperio Mogol. Las ciudades principales son Kokand, famosa por el palacio de Khudoyar Khan; Andiján, centro cultural e industrial; y Namangán, conocida por sus jardines florales. El valle es cuna de los mejores tejidos de seda ikat y cerámicas decorativas de Asia Central. Ideal para excursiones culturales y talleres artesanales.
La región autónoma de Karakalpakstán es el epicentro de uno de los mayores desastres ecológicos del siglo XX: la desecación del Mar de Aral. En Muynak se encuentra el famoso cementerio de barcos varados sobre arena, testimonio del colapso ambiental causado por la sobreexplotación del río Amu Daria. A pesar de su tragedia, el lugar ofrece un paisaje sobrecogedor, ideal para la reflexión. La capital, Nukus, alberga el Museo Savitsky, con arte soviético prohibido. Karakalpakstán es destino de viajeros curiosos, fotógrafos y defensores del medioambiente. Una experiencia intensa que cierra con fuerza cualquier recorrido por Uzbekistán.
Este recorrido por Uzbekistán te ofrece una visión profunda y fascinante de su legado como joya de la Ruta de la Seda. Desde paisajes desérticos hasta monumentos imperiales, este país te invita a redescubrir la historia a través de sus ciudades eternas. ¿Te animas a emprender este viaje con nosotros?